Una de las fallas más frecuentes que cometemos quienes prestamos servicios es creer que cualquiera que tenga el dinero para pagarnos, puede ser considerado nuestro cliente. Yo lo creía así y efectivamente, estaba equivocada.
Con el transcurso del tiempo, tuve clientes que me enseñaron muchísimo, entre otras cosas, a decir que no. Recuerdo un cliente que era desordenado, no le interesaba cumplir con sus obligaciones fiscales y mucho menos, con sus obligaciones patronales. La cantidad de problemas en los que siempre se encontraba me hacían invertir mucho más tiempo del que había presupuestado y lo peor de todo, no escuchaba mis sugerencias como asesor.
Otro, se encontraba en una ciudad un poco distante y aunque al principio pensé que podría cubrirlo gracias a la tecnología, tenía serios problemas de conectividad y se me hacía muy difícil la comunicación con él.
Llegó un momento en el cual tuve que reflexionar y replantearme el rumbo de lo que creía que debía ser mi negocio. ¿Realmente me interesaba atender a cualquier cliente? No. Me interesaba un cliente que potenciara mis habilidades y facilitara mi desempeño como profesional.
Fue allí en donde realicé una pequeña lista de unos requisitos mínimos que debía
cumplir mi prospecto a cliente:
Sé que pensarás que la situación actual del país no está como para decirle que no a un cliente y mucho menos, que nos vamos a convertir en una agencia de selección de clientes, pero debemos estar muy claros en que decir que NO a tiempo, incidirá en la dedicación y mejoramiento de los recursos que tenemos para ofrecer a otros clientes que nos valoren y aprovechen todo nuestro potencial y si no, al me-nos, nos evitará un
dolor de cabeza. ¿Qué esperas? anímate a crear tu propia lista y verás que te será de gran ayuda.
Por Norghy Rodríguez
Directora de la Firma Rodríguez Sánchez y Asociados, Asesores Financieros.
Aliado Estratégico de Tributos A Tu Alcance, S.C.